viernes, 25 de junio de 2010

El cuco al nido y el preso a la jaula

Dibujo de Universo Pamp.

Era un preso distinto a los demás.
Mientras todos cumplían condena, él libraba una cruzada. Saltaba por el patio como si cabalgara a lomos de un blanco corcel, desfaciendo entuertos allá donde se le necesitara. Por las noches, en la celda, velaba sus armas y cantaba a su amada. Cada ducha era una batalla contra los gigantes que, ansiaban mancillar su honor.

Sucedía que, la abogada, sentía lástima por aquel hombrecillo y recurría, una y otra vez, para trasladarle a una institución mental. Mazazo tras mazazo, la petición era denegada.
–Esta claro que finge para librarse de la condena. Ha de pagar su crimen.

Él no quería someterse a las pruebas que demostraran su locura.
–Os lo agradezco de corazón, mi joven dama, pero yo me debo a mi amada, que en mis brazos murió y en este agujero ha de ser vengada.
Siempre la misma historia, siempre esa manía de huir de la realidad.

Se dio la ocasión en que el tribunal reconoció que, verdaderamente, el de la triste figura, debía estar loco para conseguir, desnudo y armado con una pastilla de jabón, matar a cinco grandullones con pinchos.
Razón de más para trasladarle.
–No, letrada –decía el juez –razón de más para que siga ahí, un tipo así sería peligroso en un manicomio, revolucionaría a todos los internos. ¡Apelación denegada!

Ella, sin intención de tirar la toalla, decidió ir a por todas y hacerle confesar su locura.
–¿Por qué mataste a tu mujer?
Él no se inmutó, pero, con un tono más sombrío contestó.
–La maté porque murió. Si hubiera sobrevivido sería intento de asesinato y yo ya estaría en la calle, pero, quísolo el destino así y aquí estoy, en este inmundo agujero, donde, con la ayuda de Dios, he de vengar su muerte.
Se levantó, sin tan siquiera mirarla y volvió a su celda, como el guerrero que regresa al campo de batalla.
La joven desistió, no había nada que hacer, la realidad le abandonó cuando cometió el asesinato.

Iba por la sala, mirando a los criminales sin remedio, consolándose con sus familias, cuando vio a un preso corpulento, los tatuajes se le confundían con las cicatrices, que jugaba con su pequeña hija. La escena era tan tierna que le hizo pensar que, la belleza, al igual que la verdad, era tan solo un punto de vista.
Ahora sabía como plantear el caso.

El tribunal de apelación se volvió a reunir.
–¿Se da cuenta, hija, del tiempo y energía que pierde por este criminal que no lo merece? –le decían.
La abogada, muy digna, contestó.
–¿Son ustedes conscientes, señorías, del error que han cometido al encerrar a un noble caballero, rodeado de rufianes y malandrines? Mientras siga en esa prisión, la vida de esos hombres corre peligro.

miércoles, 2 de junio de 2010

Autómatas

Dibujo de Universo Pamp.

Fue el día más feliz de mi vida, cuando nació mi hijo.
Como lloraba el jodio. Ni su madre, ni la comadrona, ni yo pudimos calmarle.
Solo cuando le dejamos en la cuna se calló.
Había salido rebelde como su padre, no aceptaba lindezas de nadie.
¡Las que armaba para darle el pecho!
Prefería estar en la cuna, él solito con el biberón, a su royo.
Era muy independiente.

Nunca me llamó "papá", nunca me dijo "te quiero", ni siquiera me miraba.
Siempre con sus libros y sus cuentas.
Mi mujer decía que no era normal y que tenía que verlo un especialista. Yo me negaba, mi hijo era un genio y no un bicho raro. Pero ella se empeñó y así fue como el médico dijo que el niño era autómata, o autista, no se.

Tuvimos que meterle en un centro especialicado donde sabrían como tratarlo.
Con el tiempo, deje de ir a verle.
Nunca me llamaría "papá", nunca me diría "te quiero", tampoco me echaría de menos.
Ella nunca me lo perdonó.

Un día pensé que, el pobre estaba en un sitio rodeado de niños que nunca le dirían "hola ¿quieres ser mi amigo?", y decidí ir a verle.
Estaba ahí, sentado con otros autómatas como él, haciendo cuentas sin parar.
–Hola, Simón, soy papá ¿te acuerdas de mi?
Nada, ni una palabra, ni un reproche.
Comprendí que no había nada que hacer y me fui, pero, antes de salir, me volví para echar un último vistazo y, entonces sucedió.
Había una niña sentada frente a él, haciendo cuentas. Sin alzar la vista ni mediar palabra, ambos intercambiaron sus hojas y siguieron con sus cuentas.

Aquel día, abracé a mi mujer y le dije "te quiero".

Desde el infienno

Dibujo de Universo Pamp.

Permitid que me presente, mi nombre es Lucifer, Luzbel para los amigos, pero teniendo en cuenta quien soy, son pocos los que me llaman así.
Al contrario de lo que puedan pensar algunos, no estoy aquí para contar las verdades del universo. No, que va, a estas alturas, la verdad no la sabe ni Dios.
Estoy aquí para consolar a los padres decepcionados, que sienten que sus hijos van por mal camino.
Les diré que es normal, los hijos tienden a hacerlo. Pero, no por eso debemos dejar de quererles y apoyarles.
Tened en cuenta que, a vosotros os bastan dieciocho años para llevaros el chasco. Yo llevaba siglos esperando.
Permitid que os cuente mi historia.

Solo quería un anticristo normalito, que organizara un apocalipsis discreto, sin chulerías ni falsas pretensiones.
Con los siglos uno se vuelve conservador y decidí seguir la tradición. Las profecías, los pentagramas, las velas negras y todas esas tonterías de satánicos. Lo malo es cuando empezaron a hacer sacrificios. Como se nota que no lo tenían que limpiar ellos.
No sé que concepto tenían de mi, pero estaba claro que la iglesia les había hecho mucho daño.
Consiguieron una virgen para que engendrara a la criatura en cuestión.
Los condenados le habían hecho creer que era una película porno.
No sé por qué accedí a aquel circo.
La muy idiota chillaba y gemía buscando la cámara.
¡Estaba yo como para grabar el momento para la posteridad!
La chica era tonta del culo, pero lo entendió todo cuando se lo expliqué, bueno, por lo menos mejor que los otros descerebrados. Lo del armagedón le traía sin cuidado, pero le hacía ilusión ser madre.
Que cosas, hasta llegué a cogerle cariño. Fueron nueve meses conviviendo con la madre de mi hijo y, que queréis que os diga, la chica era maja.

Llegó el gran día y a los malditos fanáticos no se les ocurrió otra cosa que sacrificar a la virgen, que, por cierto, no lo era, y sacarle el niño a lo bestia.
¡Hay que ser cabestro!
¿Es que no saben lo difícil que es criar a un niño sin madre?
Si en ese momento llega a aparecer la policía y se encuentra a un grandullón rojo con cuernos junto a una menor destripada, habríamos tenido serios problemas.
Al final les perdoné.
A ver quien les aguanta toda una eternidad en el infierno.

El churumbel nació bien, a pesar de la cesárea, sano y fuerte, con la marca tradicional. Aunque nunca he sabido que narices significa lo de los tres seises.
Reconozco mi culpa, soy un hombre muy ocupado y no le dediqué al chico el tiempo que debía.
Los feligreses me lo tenían muy consentido, con tanto adorarle y ofrecerle sacrificios.
No fui capaz de darle dos hostias a tiempo para ponerle en su sitio.
El atontao se postraba ante mi y me hablaba en un tono solemne que daba grima.
–¡Oh, padre, me complace anunciarte que tus planes siguen adelante!
–Pero ¿Que dices? ¿Que planes? ¿Estas tonto? ¿No puedes darme un abrazo y llamarme papá como hacen todos los niños?
No pasaba un día que no quisiera matar a esos estúpidos adoradores, pero, a ver quien era el desalmado que dejaba al crío sin amigos.

Luego le dio por matar profesores. Como era el hijo de Satan.
¿Por qué no utilizó chuletas como hice yo en su día?
Si ya es difícil deshacerte de un cadáver, imaginaos lo que es deshacerte de diecisiete.
Tenía que haberle dejado en manos de la policía, pero yo quería que fuese a la universidad, para ser alguien en la vida.
Y va el muy cretino y se me hace banquero.
¡Amos, no me jodas! de esos tengo repleto el averno.

Ahora dirige una poderosa corporación y se pasa el día planeando el fin del mundo.
Muerte, dolor y destrucción.
¿Pero que se cree esta gente que es un apocalipsis?

Quise visitar a Dios y pedirle algún consejo para mi hijo, el pobre todavía está afectado porque al suyo se lo mataron, pero mis abogados no me dejaron. Decían que daría mala imagen.
Siglos y siglos cometiendo las más grandes aberraciones en mi nombre y ahora resulta que da mala imagen ir a ver a un viejo amigo.
Me tienen muy quemao, os juro que, si no fuera por el amor que le tengo a mi hijo, ya lo habría mandado todo a la porra.